A Johann Rodríguez-Bravo, estas fantasías tan mías como suyas.

Sábado antes de Semana Santa - Mañana

Manuel fue uno de los primeros en llegar al salón “Los Monjes”. Se llamaba así, porque cuando su abuelo compró el claustro y lo hizo adaptar para convertirlo en hotel, detrás del altar mayor de la iglesia de San Francisco, hallaron momificados
los restos de dieciocho monjes, los cuales se encontraban exhibidos en ese auditorio.
Iniciada la reunión, Manuel notificó a los trabajadores su nombramiento como Gerente General del hotel y su compromiso con la Junta Directiva de entrar en un periodo de prueba por seis meses. Luego habló de su hoja de vida. Entre los aspectos más relevantes señaló su próxima graduación como Administrador de Empresas y los estudios por cuatro semestres en una escuela para hoteleros. También confesó su tristeza por la ausencia de su papá y el inicio de una nueva etapa en su vida y en la del Hotel Arabia, etapa que afrontaría con madurez y compromiso. Desde niño soñó estar al frente de ese hotel y posicionar el lema de la organización: “hacer que el huésped se sienta como en su propia casa”.
Enfatizó en la necesidad de tener unos trabajadores pro activos, sin temor de aportar sus ideas. Para complementar lo anterior señaló que el hotel requería de una gerencia participativa, con una estructura organizacional más plana que le permitiera consolidarse en el mercado. En seguida resaltó la importancia de esa empresa para la ciudad y la de cada uno de ellos para el hotel. Concluyó diciendo que en él encontrarían a un amigo, que ofrecía abiertas sus manos en señal de afecto. Pero como su papá le enseñó, su mano izquierda estaba lista para exigir cuando fuera necesario y la derecha, para ayudarles en todas sus realizaciones.
Los meseros contratados para esa ocasión sirvieron el desayuno.
Manuel expuso la situación financiera del Hotel Arabia, mientras disfrutaban de los huevos revueltos, el jugo de naranja, las tostadas, el chocolate y las mermeladas. Asimismo señaló que durante Semana Santa debían aprovechar al máximo las celebraciones religiosas de la ciudad, la riqueza de tradiciones de la misma, y, lo atractivo que resultaba para los turistas hospedarse en un hotel antiguo. Luego les contó que para atraer turistas, le hubiese gustado realizar una campaña promocional del hotel en el exterior, pero ya estaban sobre el tiempo. Acto seguido, disfrutando del rostro de los meseros de planta al ser atendidos por otros en sus puestos de trabajo, les informó que en los próximos días volvería a reunirse con
ellos, con el objeto de lograr acuerdos, organizar actividades y pactar compromisos.
Siendo las 7:30 de la mañana, cedió la palabra a Salomé, la mujer que trabajaba como barmaid en “El Café del Abad”. Ella tomó el micrófono y en nombre de los empleados le regaló una rosa amarilla al nuevo gerente, reiterándole la confianza y el compromiso de ella y de todos sus compañeros. Manuel recibió la flor y les dijo a los empleados que “aquella rosa era tan sólo una pequeña muestra del hermoso jardín que entre todos plantarían”.
Un empleado de la oficina de Servicio al Cliente aprovechó la ocasión para pedir la palabra. Expresó que a pesar de las quinientas sesenta habitaciones y la capacidad para hospedar a más de mil seiscientas personas, en temporada de Semana Santa, al igual que en septiembre, mes en que se realizaba un conocido festival gastronómico, y en diciembre, cuando regresaban las personas nacidas en esa ciudad pero que vivían por fuera, siempre hacían falta alcobas. A su parecer, éste era uno de los mayores problemas del hotel.
Manuel agradeció su intervención y contestó que haría lo posible por ampliar la capacidad del hotel. Luego, uno de los auxiliares contables pidió la palabra y aseguró que alguna vez le propuso a Lazzar el desarrollo de estrategias promocionales de este tipo. Lazzar le respondió que no era conveniente porque en dicha temporada se agotaban las habitaciones y se tenía que rechazar a muchos visitantes. Esto, en lugar de ayudar en el fortalecimiento de la imagen del hotel, iba en contra del mismo. Sin más intervenciones la reunión concluyó y los empleados se retiraron a sus puestos de trabajo.
Cuando Manuel se dirigía a su oficina, escuchó que una voz ronca y estrepitosa lo llamaba. Era el agente Valdivieso, quien llevaba la pipa sin encender entre sus dientes y un cerro de papeles bajo la manga izquierda de su abrigo. Venía caminando del otro lado del pasillo.
— ¡Qué sorpresa verlo tan pronto! —exclamó Manuel como si lo conociera de siempre.
— ¡Necesito conversar con usted!
— Entonces sigamos a mi oficina.
— De acuerdo a la expresión de su rostro, puedo darme cuenta que cada vez se siente mejor en su trabajo.
— No se equivoca, es usted un gran observador —comentó Manuel con indiferencia, mientras se aflojaba el nudo de la corbata.
Valdivieso, haciendo un gesto de satisfacción por el cumplido, se quitó la pipa de su boca y la puso dentro de una bolsa plástica que guardó en uno de los bolsillos de su abrigo.
— Le provoca algo ¿un whisky?
— No, en realidad no acostumbro tomar licor y mucho menos a tan tempranas horas. Pero con gusto le acepto una taza de café.
Manuel hizo traer un tinto con dos porciones de azúcar. Para él sirvió un vaso de whisky. Luego le preguntó a Valdivieso:
— ¿Y qué encontró en las actas de las reuniones de Junta Directiva del Hotel?
— Disculpe, pero… ¿cómo se enteró que las estuve leyendo, si cuando las pedí en la Secretaría, su papá aún se encontraba vivo y usted no había llegado al país?
— Yo también soy buen observador —dijo Manuel riéndose
—. Puedo ver que lleva bajo el brazo el Acta No. 23, de marzo 16 de 2004.
Valdivieso, sintiéndose estúpido por la obviedad de la respuesta, le confesó que de ese tema venía a hablarle. Para ello le dio a leer un fragmento del Acta No. 22, de febrero 20 de 2004, sesión que fue interrumpida por el suicidio de Jorge Ayerbe, quien actuaba en calidad de Presidente de la Junta Directiva. Aquella tarde Lazzar presentó el proyecto para abrir un nuevo Hotel Arabia en un claustro antiguo de la ciudad de Lima.

“… Una vez el Gerente General del Hotel Arabia concluye la presentación del proyecto, expresa: “si la Junta Directiva deposita la confianza en esta propuesta, no tengan dudas que pondré todo mi empeño para sacar adelante el nuevo hotel. Espero que la acojan, no sólo porque es factible, sino, también, necesaria”.
El Presidente de la Junta Directiva, doctor Jorge Ayerbe felicita al Gerente General por la presentación del proyecto
El doctor Rafael Eduardo pide la palabra y manifiesta su rechazo al proyecto, dice: “la economía de la región no atraviesa por un buen momento y las perspectivas para los próximos meses tampoco son alentadoras. Considero que la inversión en este nuevo proyecto es muy alta y en lo corrido del año y en el inmediatamente anterior, las utilidades del Hotel Arabia no han sido las esperadas”.
El Presidente de la Junta Directiva interviene: “Rafael, no entiendo su actitud, pues cae en muchas contradicciones. Si bien recuerdo, usted mismo fue uno de los promotores de hacer el estudio”.
El doctor Rafael Eduardo aduce: “la función de los miembros de la Junta Directiva es cuestionar, pedir informes, proyectos, cifras y tomar decisiones de acuerdo a los diferentes análisis”.
El doctor Rodrigo Luna dice: “ya hemos tenido suficiente tiempo para conocer el proyecto, pues Lazzar nos hizo llegar una copia con un mes de anticipación. Estoy de acuerdo con Rafael, porque en medio de tanta incertidumbre económica y política, no podemos invertir nuestro dinero”. Termina su intervención enfatizando que en el mundo de los negocios los errores se pagan con plata.
La doctora Esther Arabia justifica la apertura del hotel en el Perú, argumentando que ante la mirada cómplice de todo el mundo, día a día capitales extranjeros se están apoderando del sector turístico de la región, motivo por el que no se puede seguir perdiendo espacios frente a la competencia.
El doctor Lazzar Arabia señala: “si el señor Presidente somete el proyecto a votación, yo, como principal accionista y gerente, voto de manera afirmativa, porque siempre he creído que las grandes fortunas se hacen en épocas de crisis. Si bien, las utilidades no son las esperadas, este hotel tampoco está registrando pérdidas. Ser empresario implica asumir grandes retos, uno de ellos es enfocarse en los problemas y hacer de ellos verdaderas oportunidades”.
El Presidente de la Junta Directiva señala que hay suficiente ilustración sobre el tema. Pide un receso de veinte minutos para someter el proyecto a consideración de los accionistas”.
Mientras Manuel leía en voz alta el fragmento del acta, Valdivieso se puso de pie y caminó en círculos por la oficina.
Al rato, volvió a sentarse y extrajo de su abrigo un atacador y una pequeña bolsa con picadura. Esta última la desmenuzó con sus dedos y la introdujo en la pipa y con el atacador presionó el tabaco hacia el fondo. Repitió tres veces este proceso,
agregando dos capas más de picadura. Luego encendió la pipa con una larga cerilla de madera, de las utilizadas para prender chimeneas, y, con un ritmo espaciado, aspiró suavemente, y sin tragarse el humo continuó atento hasta que Manuel terminó de leer el acta.
— La esposa de Jorge declaró que la muerte de su marido no fue un suicidio sino un crimen. Su principal argumento es que Jorge no tenía razones para atentar contra su vida… —dijo Valdivieso en un tono solemne, como de maestro de ceremonias.
— No estará usted creyendo en la hipótesis de la niña fantasma que se le aparece a los trabajadores ¿cierto? —inquirió Manuel.
— En estos casos —dijo Valdivieso aspirando profundamente el humo de la pipa—, no me atrevo siquiera a descartar esa posibilidad.
— ¿Y cuáles fueron las razones para que concluyeran que fue un suicidio?
— Básicamente las declaraciones del mesero que le subió el tinto y las del vigilante que aseguró haber visto saltar a Jorge.
— Tiene mucho sentido. Ahora creo entender la misteriosa llamada que me hizo mi papá el día de la muerte de Jorge. Quizá él sospechaba que había sido un asesinato y a eso se refería cuando mencionó que teníamos que hablar de un tema importante.
— Si sus suposiciones son ciertas, ¿por qué su papá no acudió a la policía?
Manuel se apuró el whisky y, jugando con el humo de su cigarrillo, evitó contestar la pregunta de Valdivieso. En un tono reflexivo, como para sí mismo, dijo:
— Como no había nadie cerca de la terraza, el asesino tuvo suficiente tiempo para cometer el crimen y huir sin ser visto.
Pudo ser cualquiera de los huéspedes del hotel, probablemente alguno del segundo piso.
Valdivieso se levantó de nuevo de su silla y muy despacio presionó el tabaco hacia el fondo de la pipa, buscando avivar la brasa. Cuando terminó de hacerlo, lanzó una mirada desafiante sobre Manuel.
— Muy interesante su deducción, pero tratando de ir más allá, como sólo los profesionales en el tema sabemos hacerlo, encuentro que los dos únicos beneficiados con la muerte de Jorge y de Lazzar son usted y Rafael Eduardo, el nuevo presidente de la Junta Directiva.
Manuel frunció el ceño en señal de impaciencia y apagó con brusquedad el cigarrillo en el cenicero.
— Le agradezco mucho su visita. Regrese en cuanto tenga pruebas contundentes para inculparme de algo.
— En este caso, mi querido amigo, el sentido detectivesco me indica que usted no tiene nada que ver con estas muertes —confesó Valdivieso, consciente que su comentario no había sido el más acertado—. Le prometo que así Rafael Eduardo sea uno de los hermanos de mi Comandante Rosas, voy a seguir de cerca sus actuaciones y a continuar investigando a todos los empleados y huéspedes que por esos días se alojaban en el hotel.

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Biobibliografía

Una tarde cualquiera, cuando estudiaba administración de empresas en la Universidad del Cauca y salía de la biblioteca con una novela bajo el brazo y no con el libro de matemática financiera que necesitaba, entendí que mi vocación era la literatura. ¡Sí, la literatura! No fue sencillo reconocerlo y menos aceptarlo, al punto que aún no me dedico de lleno a las letras.

Nací en Popayán (Colombia) en abril de 1980, ciudad que como un Aleph superpone presente, pasado y futuro. En el 2001 obtuve una mención de honor, en el Segundo Concurso de Cuento y Poesía Radio Universidad del Cauca. El cuento finalista fue Cábala en Re Menor y salió publicado en la antología Al Filo de las Palabras. Tres años después, junto a entrañables amigos, fundamos la Revista Cultural La Mandrágora, de la que soy director. En junio de 2006, fui becario de la Fundación Mempo Giardinelli y de la Universidad de Virginia (Estados Unidos), en el Seminario de Literatura y Crítica, realizado en Resistencia (Argentina).